El café de altura se cultiva a más de 1,200 metros sobre el nivel del mar. A estas altitudes, el crecimiento del grano es más lento debido a temperaturas más frías, lo que permite que los azúcares naturales se desarrollen mejor, dando como resultado una taza con mayor complejidad de sabores, acidez balanceada y cuerpo más definido.

El café arábica es más suave, tiene mayor acidez y notas afrutadas o florales, mientras que el robusta es más fuerte, amargo y con mayor contenido de cafeína. Además, el arábica se cultiva a mayor altitud y suele tener una calidad superior, mientras que el robusta es más resistente y se usa comúnmente en mezclas para aportar cuerpo y crema.

Para mantener la frescura del café, es recomendable almacenarlo en un recipiente hermético, en un lugar fresco, seco y oscuro. Evita el contacto con la luz, el aire y la humedad, ya que estos factores aceleran la oxidación y pérdida de aroma. Si compras café en grano, muele solo la cantidad que vas a usar para preservar sus propiedades por más tiempo.

• Tueste claro: Resalta las notas afrutadas y florales, con mayor acidez y menor cuerpo.
• Tueste medio: Equilibra dulzura, acidez y cuerpo, destacando sabores caramelizados y achocolatados.
• Tueste oscuro: Intensifica los sabores tostados y amargos, con menos acidez y más cuerpo.

El tamaño de la molienda afecta directamente la extracción de sabores:

• Molienda gruesa: Ideal para métodos como prensa francesa, ya que permite una extracción más lenta y con menos sedimentos.
• Molienda media: Recomendada para cafeteras de filtro o de goteo, logrando un equilibrio entre acidez y cuerpo.
• Molienda fina: Usada para espresso, permite una extracción rápida e intensa.
• Molienda ultrafina: Perfecta para café turco, ya que se mezcla con el agua y crea una infusión densa y aromática.